Crítica del libro "Esperando el diluvio" de Dolores Redondo

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    Crítica del libro "Esperando el diluvio" de Dolores Redondo

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    En un paisaje lluvioso y oscuro, propio de una novela negra de corte clásico, Dolores Redondo nos ofrece en Esperando el diluvio una historia que, como es habitual en su narrativa, se adentra en los rincones más oscuros del alma humana. La novela, ambientada en la lluviosa ciudad de Bilbao en 1983, poco antes de las devastadoras inundaciones, nos sumerge en una atmósfera donde la desesperanza, el suspenso y la tensión psicológica se entrelazan para crear un thriller inquietante y absorbente. He de decir que, como lector, esta novela me ha dejado con impresiones encontradas, algo que es indicativo de la habilidad de Redondo para provocar emociones y pensamientos profundos.

    Puntos positivos:

    Uno de los mayores logros de Redondo en esta novela es su capacidad para construir una atmósfera opresiva y realista. La autora describe la ciudad de Bilbao y su entorno con tanto detalle que es fácil imaginarse caminando por sus calles mojadas, sintiendo el peso de la lluvia constante. Este uso de la ambientación no solo actúa como un telón de fondo, sino que se convierte en un personaje en sí mismo, reforzando la sensación de claustrofobia y desasosiego que permea toda la historia. La narrativa visual es impresionante y merece ser destacada; Redondo ha hecho un trabajo minucioso al construir una ciudad viva, rica en texturas, y absolutamente inmersa en la atmósfera sombría que la situación climática y social de la época aportan.

    La creación de personajes es otro de los aspectos que sobresale en Esperando el diluvio. Redondo presenta al protagonista, el inspector Amaia Salazar, con una profundidad psicológica que nos permite entender sus motivaciones, sus miedos y sus conflictos internos. Este personaje no es simplemente un detective tratando de resolver un caso, sino alguien marcado por su propio pasado y sus propios demonios. La complejidad emocional de Amaia se convierte en el motor de la historia y nos permite empatizar con él en su lucha contra un antagonista perturbador y cruel. Asimismo, la construcción de personajes secundarios, especialmente aquellos involucrados en la investigación, es sólida y contribuye al realismo de la trama.

    En términos de ritmo, la novela logra mantener la tensión en un nivel alto, lo cual es fundamental en el género del thriller. La autora utiliza capítulos cortos y una estructura que alterna entre diferentes puntos de vista, permitiendo que el lector se mantenga al borde de su asiento. Este recurso es eficaz y permite que la novela sea difícil de abandonar una vez que se empieza, un aspecto que cualquier amante de la novela negra agradecerá. La habilidad de Redondo para construir escenas de acción y suspenso es encomiable, y en más de una ocasión logré sentir esa familiar inquietud que caracteriza a las buenas novelas de misterio.

    Puntos negativos:

    Sin embargo, a pesar de los aciertos de Esperando el diluvio, hay aspectos que, a mi parecer, restan fuerza a la obra. En primer lugar, la trama puede resultar predecible para aquellos lectores experimentados en el género. Aunque Redondo construye una historia interesante, los giros argumentales, en algunos momentos, parecen demasiado anticipados, lo que le resta sorpresa. Ciertas revelaciones se perciben forzadas y, aunque logran mantener el suspenso, no son lo suficientemente inesperadas como para causar el impacto que uno esperaría en un thriller de este calibre.

    Otro punto que, en mi opinión, deja que desear es la extensión de la novela. Hay capítulos que, aunque bien escritos, se sienten como un relleno innecesario. Esto puede ralentizar la lectura, especialmente en el segundo tercio de la historia, donde la narrativa pierde un poco de impulso. Redondo tiene una prosa descriptiva y rica en detalles, lo cual es admirable, pero en algunos pasajes parece perder el foco, desviándose en subtramas que no aportan mucho a la trama principal y que pueden hacer que el lector pierda el interés. Personalmente, creo que una edición más concisa habría beneficiado el ritmo y la intensidad de la novela.

    Finalmente, aunque la novela pretende explorar temas profundos como el trauma, la culpa y la redención, en ocasiones cae en estereotipos que pueden resultar clichés para algunos lectores. El antagonista, por ejemplo, aunque es un personaje aterrador y bien construido, sigue ciertos arquetipos propios del género que ya hemos visto en otras novelas similares. Si bien esto no necesariamente resta valor a la historia, sí puede hacer que algunos lectores sientan que la trama sigue patrones familiares, lo cual le resta originalidad.

    Esta es una novela que recomiendo para quienes disfrutan de una narrativa rica en detalles y personajes complejos, y que buscan en la lectura una inmersión en el lado más oscuro de la psique humana. A pesar de sus puntos débiles, Esperando el diluvio es una obra que confirma el talento de Redondo y su habilidad para construir historias impactantes.

    ¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis leído Esperando el diluvio? Me encantaría conocer vuestras opiniones y debatir sobre los aspectos que más os han gustado o, por el contrario, los que menos os han convencido de esta novela. ¡Os leo en los comentarios!
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